lunes, 31 de octubre de 2011

Sobre sincretismo y religión

En una conversación con una estudiante que trabaja el tema de la religión surgieron estas notas que me permito insertar en el blog, como muestra de otro problema conceptual: el del sincretismo.
Se trata de un asunto que quiero discutir con más detalle pues, en realidad, como se puede ver, es un asunto sin resolver. Se trata de un término tan abierto que no conduce a una solución reveladora, puesto que como bien lo indicas en tu texto (refiriéndome a la estudiante) toda religión es sincrética. ¿Qué es lo que se combina, hibrida, fusiona o funde -como en la cerámica? ¿En qué combinaciones, proporciones, formas, etc. se da esa combinación? ¿Qué hay de especial en esa fusión final? Creo que allí es donde muchos de los estudios de sincretismo son limitados, pues explican poco de lo que pretenden analizar.
El origen está, al parecer, en la idea de que hay dos sistemas que se encuentran. Si se parte de la idea de que existen dos o más elementos sitemáticos que se combinan por una contingenica histórica (como es el caso de la llamada conquista espiritual en la Nueva España) sería interesante hacer un análisis más detallado de qué es lo que se mantiene y qué es lo nuevo, y de la manera en que se mezclan o se sobreponen o se fingen las mezclas.
Por ejemplo: en unos casos se trata de un sincretismo de subordinados, que deben disfrazar y esconder una parte de su "religión" (¿es una religión?) y expresar públicamente otra, justo para mostrarse como cristianos súbditos y no como rebeldes. El estudio debe entonces mostrar qué es lo que se esconde y qué se hace público, y cómo eso funciona para que la población en cuestión pueda ser reconocida como un núcleo de cristianos (y no como paganos o como herejes). En todo caso esto es UN TIPO DE SINCRETISMO (llamado por algunos más bien "resistencia").
Hay otro modelo que se sugiere en otros estudios y que lleva a otra forma de combinación o fusión que se puede estar produciendo entre dos "religiones": la articulación simbólica más estrecha, que implica la adopción de símbolos que realmente llegan a ser significativos y se enlazan muy bien con otros (escondidos o no). Es decir, que no se trata de una fachada o una especie de mentira, sino de una adapctación e intergación de elementos de dos corrientes separadas. Es una fusión de elementos o una mezcla de los mismos que produce algo nuevo y no sólo la superposición de un conjunto simbólico sobre otro. El ejemplo interesante de estos ánálisis está en Wolf y su sugerente estudio de la virgen de Guadalupe y el nacionalismo mexicano. En este análisis Wolf muestra una de estas síntesis de elementos simbólicos y emotivos implicados en un sólo signo, y el papel que ha tenido este símbolo en la formación del nacionalismo mexicano ¿Cómo se produce eso? ¿Podemos llamar a ambas cosas SINCRETISMO?.
Sobre el resultado del proceso sincrético tenemos también algunas diferencias: una es que surja una superposición de religiones que no se tocan, como si fueran líneas paralelas que se relacionan transversalmente, pero que se mantienen separadas. Otra fórmula sería aquella en la que surge una nueva religión, realmente nueva, como resultado del encuentro de las anteriores. Y una tercera sería que no se desarrollara una religión como sistema completo, sino que se formara una especie de idioma ritual con múltiples significados y usos, no necesariamente sistemático ni mutuamente referencial.
En el caso de cómo opera la religión cotidianamente, me parece más adecuado esto último, en el sentido de que sólo algunos líderes o intelectuales (los profesionales, por ejemplo, teólogos o filósofos) desarrollan una síntesis del pensamiento religioso, pero no necesariamente los creyentes comunes. Por eso creo que se equivocan los estudiosos que comparan por un lado las prácticas populares de religiosidad en el mundo indígena americano, confrontándolas con los dogmas y sistemas religiosos del cristianismo: con quienes debían comparar son con las prácticas populares cristianas de Europa. Es decir, no confrontar un sistema religioso-filosófico con práctica religiosa sino múltiples formas de prácticas y entendimientos religiosos en la vida diaria de poblaciones de ambos lados del atlántico.
En resumen. sincretismo es una palabra con múltiples usos conceptuales y es necesario aclararlos: COMO PROCESO se refiere a una sobreposición y separación simultáneas (o sincretismo de fachadas) o a una mezcla de elementos en la forja de una nueva combinación o configuración simbólica (sincretismo de fusiones); COMO RESULTADO se puede referir a las partes sistémicas o jerárquicamente organizadas (sistema religioso sincrético) a las partes de fusión que se emplean como núcleos de comunicación entre múltiples corrientes o tendencias religiosas, aunque tengan significados múltiples y abiertos (idiomas -verbales y rituales- sincréticos) o a casos de engaño o máscara en la representación que aparenta la integración de elementos simbólicos (religión sincrética de fachadas).
Yo he estado trabajando más bien en una perspectiva que vaya más allá de sincretismo en un sentido general. La idea es que aunque haya ciertas formas de síntesis de la religión como sistemas simbólicos (en el sentido de Geertz) en general la religiosidad se puede vivir más como algo menos sistemático, más ambiguo, incluso contradictorio, lleno de vacíos y de indefiniciones, con fronteras porosas y flexibles. La gente común no reflexiona todos los aspectos de su propia práctica religiosa, las vive y las produce como parte integral de la vida, a veces sin distinguirlas como algo específicamente religioso. Por ello es que me gusta más la metáfora o la noción de lenguaje, que aunque puede ser pensado como sistema en la perspectiva de cierta lingüística, las personas lo usan sin considerar muchas veces los dogmas, las reglas o los sistemas formales (o formalizados), generando además, en su uso, cierto tipo de mensajes simulados, irónicos, críticos, metafóricos, etc. Es decir, el lenguaje puede verse más generativo de sentidos y de sin-sentidos, en el contexto de su uso actual, mucho más abierto de lo que se piensa si se toma en cuenta sólo su asepcto sistemático o totalmente coherente. Podríamos entonces pensar la religión (en su aspecto simbólico social y no de institución de autoridad social) como un lenguaje (verbal y no verbal) para hablar de las cosas (de la fe, pero también del bienestar corporal, de la prosperidad, del agradecimiento, del don, de la supranaturaleza, etc).
Por otro lado, la religión, al ser una forma de sobrenaturalizar el mundo (de justificarlo en términos de fuerzas supranaturales que se suponen son origen y destino del mundo, o teodiceas en el sentido de Eliade) se puede utilizar para diversas formas de acción colectiva: la dominación extrema, el sojuzgamiento y la aceptación del mismo, pero también el levantamiento, la rebelión y la destrucción del mundo social. Por ejemplo, seguimos discutiendo si las rebeliones coloniales (como la de 1712 en Chiapas) pueden ser entendidas como rebeliones indígenas contra la cristiandad o, por el contrario, como reinterpretaciones de las enseñanzas del propio cristianismo y de la administración colonial (con una imitación de los cargos de autoridad de la administración colonial, por ejemplo, y un uso de los imaginarios dominantes, como la aparición de una virgen a una joven indígena, por referir a un aspecto - leer también las tesis de Robert Wasserstrom respecto de la rebelión de 1712 en Clase y sociedad en el centro de Chiapas, así como el estupendo capítulo de Juan Pedro Viqueira en Chiapas: Los rumbios de otra historia, además de su trabajo sobre ¿qué había detrás del petate de la iglesia de San Juan Cancuc, en Indios rebeldes e idólatras). Por eso me gusta más la idea de lenguaje, es más abierta y conlleva menos unidireccionalidad. Supone además menos énfasis en los sistemas cerrados de religión en todo caso, y más atención en el uso de la religión (o lo que pensamos que es la religión en el análisis, que para las personas puede ser otra cosa, como una forma terapeútica, por ejemplo) en la vida social. El lenguaje religioso sería una de las variantes de eso que en otro lugar he referido como lenguajes de poder (Política en el Chiapas rural contemporáneo. Una aproximación etnográfica al poder).
José Luis Escalona Victoria

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